Se denomina mapa conceptual a
la herramienta que posibilita organizar y representar, de manera gráfica y
mediante un esquema, el conocimiento.
Esta clase de mapas surgió en la década del ’60 con
los planteos teóricos sobre la psicología del aprendizaje propuestos por el norteamericano David Ausubel.
El objetivo de un mapa conceptual es
representar vínculos entre distintos conceptos que adquieren la forma de
proposiciones. Los conceptos suelen aparecer incluidos en
círculos o cuadrados, mientras que las relaciones entre ellos se manifiestan
con líneas que
unen sus correspondientes círculos o cuadrados.
Las líneas, por su parte, exhiben palabras asociadas que se encargan de
describir la naturaleza del vínculo que une los conceptos. De esta forma, un
mapa conceptual se dedica a resumir los
contenidos más relevantes de un documento.
A la hora de desarrollar cualquier mapa
conceptual es fundamental que se sigan una serie de pasos para lograr que aquel
cumpla el objetivo de mostrar una temática o un hecho de una manera clara,
sencilla y fácilmente comprensible. En concreto, se establece que la
realización de aquel tiene que pasar por la fase de selección, agrupación,
ordenación, representación, conexión, comprobación y finalmente la de
reflexión.
Para Ausubel, el factor clave en el aprendizaje es
aquello que la persona ya conoce. Esto quiere decir que el aprendizaje significativo se produce cuando un ser humano logra
vincular, de manera explícita y consciente, los nuevos conceptos con otros que
disponía anteriormente. Este proceso origina ciertas modificaciones en la estructura de
la cognición.
De acuerdo a Joseph D. Novak (un
experto de la Universidad de Loyola que suele ser mencionado como el autor
de los primeros mapas conceptuales), los nuevos conceptos son adquiridos por aprendizaje receptivo o por la vía del descubrimiento. En los centros escolares, el
aprendizaje suele concretarse de manera receptiva, lo que hace que los alumnos
memoricen conceptos pero tengan dificultades para aprehender su significado. El
mapa conceptual, en cambio, posibilita un aprendizaje activo ya que ayuda a
organizar los pensamientos.
Varias son las clasificaciones que existen en
materia de mapas conceptuales. Sin embargo, una de las más generalizadas es la
que determina que estos se dividen en varios tipos:
Mapa jerárquico, es el que se confecciona a
partir de un concepto clave que se sitúa en la parte superior y de él parten el
resto de elementos que van en descenso.
Mapa de organigrama. Este en concreto se
utiliza frecuentemente en el ámbito empresarial y es utilizado para establecer
los distintos departamentos y cargos que dan forma a una industria o compañía
en concreto. La información se va presentando de forma lineal.
Mapa de araña. En esta ocasión, el concepto
clave está en el centro y a partir de él van surgiendo el resto de cuestiones
se van desarrollando a su alrededor.
Mapa de multidimensional. Una figura que
cuenta con propiedades de tipo multidimensional es la que trae consigo el
desarrollo de este citado mapa, en plan organigrama.
El mapa sistémico y el de paisaje son otros
de los tipos que componen la clasificación más habitual de los llamados mapas
conceptuales que estamos abordando.
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